La buena nutrición, protección, estimulación y afecto por parte del padre y la madre son cruciales para el aprendizaje y la salud mental y física de los niños durante sus primeros 1,000 días de vida. En otras palabras, el involucramiento de los progenitores, especialmente del padre, en actividades tan sencillas como dar de comer y jugar con los hijos, sientan las bases para el desarrollo de una sana autoestima, una mejor adquisición de competencias sociales y mayor capacidad de adaptarse y ser más productivo, según muestran investigaciones en el ámbito de la neurociencia.
Lamentablemente, sólo el 6.4% de los niños y niñas de 3 y 4 años del país ha interactuado con su padre biológico en actividades como leer, contar cuentos, cantar, pasear, jugar o dibujar, que promueven un buen desarrollo de la infancia, según datos de la encuesta
FUENTE:elcaribe.com.do
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