domingo, 23 de julio de 2017

La tierra le parió limones y él aprendió a hacer limonadas

Él ha probado todo en este lugar “muy cerca de Haití y muy lejos de la gracias de Dios”. Aquí,  donde se dice que “el diablo echó las tres voces”.
Es vendedor de los que cosecha en sus huertos, como verduras y espinacas. Compra y vende mercancías en los mercados, que se realizan casi a diario en los pequeños poblados haitianos de esta zona fronteriza.
Hasta tuvo la brillante idea de crearle una campaña publicitaria a su actividad comercial. Se compró un altoparlamente para perifonear sus mercancías.
El es el rostro de la perseverancia aquí en Los Arroyos, y en la Colonia de Mencía, poblados situados a 5 mil 357 metros de altura y a unos 30  kilómetros del municipio cabecera, Pedernales, y  donde se llega por la llamada carretera internacional. Un parte de esta vía fue acondicionada,  pero después se convierte en camino empedrado por donde se transita de la vida la muerte, ya que se conduce  bordeando la montaña y a la vera de pequeñas y desvencijadas casas, donde los lugareños, “se asombran”, al ver un vehículo que no le he común.
Desde este lugar se puede ver un panorama precioso del sur país, como Bahía de las Águilas, y el Parque Nacional de la Sierra de Bahoruco. En este pueblo, como otros poblados de la zona, como Aguas Negras, Mencía, La Altagracia, o el proyecto, José Francisco Peña Gómez, cada día quedan menos familias dominicas y la conversación puede ser en creole o español, debido a la alta presencia haitiana.
La cotidianeidad del día a día hace que la frontera en este lugar sea un lugar imaginario.
Hasta que llegó negocio.
fuente:listindiario.com

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