
Hace cien años, Infante (1917-1957) nació en Mazatlán (Sinaloa), el 18 de noviembre, y desde temprano mostró vocación para la música. Aprendió a tocar la guitarra, el piano, el violín y la batería de forma "natural", demostrando que tenía un "don", dice a Efe Sergio Solís, productor en Warner Music México.
"Obviamente, la gente no lo quería ver tocando detrás de la batería, la gente lo quería ver delante, con el micrófono cantando, porque tenía una presencia física que les gustaba a ellas y a ellos también", comenta con una sonrisa.
La voz de Infante, que no llegaba a registros altos, interpretó géneros como rancheras, baladas rancheras, vals y huapangos; "Cien años", "Paloma querida", "Mi cariñito" y "Cartas a Eufemia" son algunos de los temas por los que se le recuerda.
Siempre quedará como una incógnita el qué habría pasado si un accidente de avión no hubiera acabado con su vida a los 39 años. A lo largo de su trayectoria, dejó grabadas 351 canciones, la última de ellas, "La cama de piedra".
"Alguien decía por ahí que las gentes grandes son tan grandes que saben el momento en el que se tienen que morir", apunta Solís, quien agrega que de lo que no hay duda es que tuvo la calidad suficiente como actor y cantante para ser recordado como lo que es, "el gran ídolo de México".
fuente:listindiario.com
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