sábado, 19 de julio de 2014

Guido jugando dos cabezas

Guido ha tenido la buena fortuna de que sin ser doliente le dejaron en heredad la mitad del PRD. Una mitad maltrecha, si se quiere, tal vez indecisa o dubitativa, pero de pronto el hijo de Carmen y El Moreno es la contraparte de Miguel Vargas en el más viejo y legendario partido político del sistema.
Su mayor error sería verse tentado a seguir a los que se fueron, donde sería figura de tercera sin ningún futuro, porque tampoco lo tienen los principales organizadores de la llamada Convergencia. A él, a Guido, ya le dieron el anticipo de cómo sería tratado allí, cuando se asomó al acto donde se anunció la integración de esa aventura.
El espacio de Guido está en el PRD, erigido en la contraparte de Miguel Vargas y manejando con inteligencia una relación en la distancia, pero no tirante ni en guerra constante. Tiene que agenciarse el apoyo orgánico de la mayoría que se queda en su partido, sin tener compromiso con Miguel, y que aspira a que el PRD se reunifique después de las elecciones del dieciséis.
Guido es inteligente para saber eso, y tiene a su lado gente con muchos años en la política, que ha vivido todos los procesos divisionistas del PRD-- y en algunos casos los ha sufrido--, y sabe que en estas divisiones transitorias siempre ganan los que se quedan, con razón o sin ella.
Porque los que se quedan esperan sentados y posicionados a los que regresanÖ Y siempre regresan casi todos.
Su último aldabonazo...
Miguel Vargas tirará su último aldabonazo electoral ahora en el dieciséis porque sin duda será el candidato del PRD, menguado o crecido, pero de ese PRD que todos conocemos. La lógica indica que gane o pierda no tendrá más oportunidades y él tampoco se las agenciará.
Pero el PRD seguirá siendo el principal partido político, puede volver a ser el más votado, y hasta consagrarse también como la más extraordinaria fuerza política dominicana si supera el trauma actual.
Sin duda que entonces se abrirá el espacio para el liderazgo de relevo que puede encarnar Gómez Mazara gracias a sus extraordinarias capacidades y condiciones: buen orador, sabe exponer sus ideas, administra muy bien el dominio escénico, habrá superado debilidades temperamentales y asumiría un partido listo para los cambios estructurales que propone.
Con la gran ventaja de que el PRD que advendrá de este proceso se habrá librado de los “liderazgos” ancianos y de los pseudos líderes que constituyen auténticas retrancas en su desarrollo. Bastaría revisar cada una de las grandes divisiones del PRD en los últimos 40 años...
La renuncia de Bosch
Juan Bosch, el creador y más prestigioso líder del PRD en su primera etapa, renunció y fundó el PLD en septiembre de1973, pero ya en mayo del siguiente año, ocho meses después, Peña Gómez había orquestado una alianza con otras fuerzas opositoras, el Acuerdo de Santiago, que puso en jaque la candidatura balaguerista. A partir de entonces el PRD se recompuso y ganó tres elecciones.
La crisis de 1990 provocó la otra gran división perredeista entre Peña y Majluta, pero en cuestión de dos o tres años se había reorganizado y Balaguer tuvo que trampearlo para evitar que ganara las elecciones.
Después de cada división, el PRD se fortaleceó. Esa ha sido la historia de su traumática existencia.
Y no será distinto ahora.
fuente:listindiario

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