martes, 9 de diciembre de 2014

Aborto: ¿Legalización, penalización o educación?

Esta semana diferentes sectores religiosos se han estremecido por las observaciones del presidente Danilo Medina al Código Penal Dominicano. No es para menos se está hablando de un tema delicado, el derecho a nacer.
Sin embargo, existen otros problemas sociales muchos más graves y el código se muestra benevolente ante estos; tal es el caso de “los intercambios de disparos” que son otra clase de abortos sociales que son vistos ya como algo rutinario y correctivo por parte de las autoridades policiales para acabar con los supuestos delincuentes, que en ocasiones son estereotipados por su forma de vestir o por el hecho de vivir en barrios marginados.
Hace mucho que el artículo 37 de la Constitución Dominicana está siendo violado por las autoridades ante los ojos de todos y con ello las leyes, los procesos judiciales, que están ahí para quienes infrinjan y cometan delitos, no para que un grupo de indolentes haga justicia abortiva.
Al ver la iglesia firme en su posición de que el Presidente ratifique sus observaciones, me pregunto ¿y no sería más factible que eduquemos a la sociedad?, y dejemos de tapar el sol con un dedo, porque éste no aguanta más arropar semejante problema. El primer paso es educar a las niñas y niños en las escuelas, crear una cultura de prevención, no de prohibiciones y orientaciones que llegan cuando ya el palo está dado, cuando no hay más remedio que el de lamentarse. Hablarle de las consecuencias de incursionar en el sexo a temprana edad, sin reproches y tabúes.
El gran problema se aloja en un derecho fundamental que es la educación, sumado a la concienciación por quienes tienen la voz sonante para hacer el cambio. La eliminación del embrión, como los embarazos en las adolescentes son casos que necesitan ser vistos como urgencias sociales, como una dificultad que debe ser tratado por Salud Pública con campañas de prevención y orientación, con la repartición de insumos, yo no entiendo cual es el temor de dar preservativos en las escuelas, en los hospitales y en los barrios, hacer brigadas, como las que se hacen cuando hay un brote de chikungunya, dengue o cualquier otro virus. En una relación sexual sin protección, no solo se corre el riesgo de un embarazo, sino también de contraer enfermedades venéreas.
Para comprobar esta realidad planteada, solo hay que visitar los hospitales y preguntarle a los pacientes si saben qué es el virus del Papiloma Humano, una de las afecciones más comunes de transmisión sexual, y por demás el 80 por ciento de la población ha estado en contacto con el mismo, de diez personas encuestadas dos te dicen con exactitud la respuesta y los demás no saben. Y sí no es convincente esto, en Santiago 738 mujeres embarazadas fueron diagnosticadas con VIH-SIDA.
¿Legalizar qué? Una práctica tan antigua como la misma humanidad. ¿Penalizar qué? Solo los abortos fetales y el ausentismo de los llamados a salvar vidas en los centros hospitalarios, la falta medicamentos, material gastable, cama para auxiliar a los enfermos. ¿Quién los penaliza?
Ahora bien, cuando en las observaciones se hace referencia a las malformaciones, de qué se está hablando, es una parte que se debe esclarecer, porque cuanta gente no anda por ahí con condiciones difíciles de lidiar, sin embargo estas personas han salido a delante convirtiéndose en ejemplo de vida para la humanidad, de bien formados. Tal es el caso del joven predicador cristiano Nicholas James Vujicic, que sin sus extremidades ha viajado por el mundo dando un testimonio de fe, de que las discapacidades físicas no son obstáculos cuando se ama la vida y se cree en Dios.
Hay que trabajar para frenar no solo los abortos, también el incremento de enfermedades mortales y males sociales; la sociedad tiene sed de saber, necesita más orientación.
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fuente:hoy.com.do

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