Las enfermedades catastróficas son aquellas que deterioran la salud de las personas. Se caracterizan por su alto grado de complejidad y son agudas, prolongadas y amenazantes para la vida, pues en su gran mayoría son letales. Muchas de estas patologías producen la incapacidad del paciente y provocan el desmedro económico del que las padece y de su familia por ameritar esta de un tratamiento de alto costo económico.
La insuficiencia renal crónica es una pérdida progresiva e irreversible de las funciones renales, cuyo grado de afección se determina con un filtrado glomerular de 60 ml/min/1.73 m2. Esta puede ser producida por múltiples enfermedades sistémicas que afectan los riñones, tales como la diabetes o la hipertensión arterial, y cabe informarle a la población que el hecho de conservar la capacidad de producir orina no signífica que no se esté cursando con una enfermedad renal.
Por eso las insuficiencias, sin importar el órgano que sea afectado, al igual que el cáncer y otras enfermedades como las inmunológicas, tienen las características de ser considerada como catastróficas. Por consiguiente, hay que entender que las enfermedades de esta índole merecen, para su seguimiento, del apoyo de las demás personas, así como del respaldo del Estado que en sentido general debe velar por la salud del pueblo.
El ser rico, pobre, bonito, feo, gordo, delgado, niño o adulto... no es razón para estar excluido de ser afectado por una enfermedad considerada catastrófica. Por esto debemos tomar en cuenta cuáles son los mejores medios y condiciones para el tratamiento, sea quirúrgico o clínico que puedan en todos los casos ayudar a mejorar la sobrevida y disminuir el deterioro físico, económico y familiar de las personas que puedan estar en estas circunstancias.
En el caso de las insuficiencias orgánicas, sobre todo la insuficiencia renal, el trasplante es el mejor método de tratamiento, ya que podemos tener un paciente que puede insertase en sector laborar después del trasplante y mantener la integración familiar y sostenibilidad de sus integrantes. Entendemos que podemos cambiar el aspecto de catastrófico y modular los distintos daños que se pueden observar en la enfermedad renal crónica. Es también de interés señalar que desde el punto de vista del costo, tanto al Estado y a las aseguradoras como a los pacientes les resultaría más económico tener un trasplante que una insuficiencia renal crónica terminal, tomando en cuenta que las insuficiencias son en su mayoría invalidante. El crecimiento de los trasplantes en República Dominicana debe ser una prioridad de todos, ya que al final del camino no sabemos cuál de los lectores de este escrito será debutante de una enfermedad catastrófica.
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fuente:listindiario.com
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