domingo, 10 de abril de 2016

El canibalismo sexual en el reino animal

Lo que muchos humanos hacen por placer erótico, el macho de la araña Pisaurina mira lo hace por sobrevivencia: inmovilizar a su pareja sexual para evitar ser comido durante o después de la cópula.
En el reino animal el canibalismo sexual no es infrecuente. Lo practican numerosas especies de arácnidos, insectos y pequeños moluscos. Los machos van tranquilos al ara, conducta que explican los etólogos en que la práctica confiere al semen una mayor calidad y capacidad fecundadora.
Pero el macho de la Pisaurina mira ha decidido romper con esta resignación sacrificial. De acuerdo con un estudio publicado en la revista científica Biology Letter, órgano de la Royal Society, este macho se beneficia de la mayor longitud de sus patas y de la seda que produce para inmovilizar a la hembra –una suerte de bondage, aunque sin consentimiento--, reduciendo así las posibilidades de ser víctima de canibalismo sexual.
Alissa G. Anderson y Eileen A. Hebets, las autoras del estudio, demostraron su hipótesis apareando hembras con machos de diversos tamaños pertenecientes a dos grupos: los capaces de producir seda y los incapaces de hacerlo porque les habían bloqueado el conducto de producción de hilos.
Las estudiosas de la Universidad de Nebraska encontraron que los machos “con patas relativamente largas y mayor tamaño corporal eran más propensos a aparearse y menos propensos a ser canibalizados”.
Pero independientemente del tamaño relativo, apuntan Anderson y Hebets, el macho que puede envolver en seda a la hembra goza no solo de más oportunidades de sobrevivir, sino también de transferir esperma. Una hipótesis que deberá ser confirmada por nuevos estudios sugiere que las feromonas contenidas en la seda del macho excita sexualmente a la hembra y hace más fácil su dominación.
Desde luego, entre este bondage de la Pisaurina mira y el bondage humano hay diferencias sustanciales aunque en ambos prevalezca el placer: para dominar a la hembra, el macho araña espera su descuido para asaltarla y envolverla. Solo cuando está seguro de que no será comido se dedica a lo suyo y, después, mientras ella se esfuerza por liberarse del envoltorio, se aleja raudo gracias a sus largas patas. Todo habrá concluido.
fuente:diariolibre.com.do

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