Un viernes en la tarde de hace casi un año, la Casa Blanca estaba cubierta de luces con los colores del arcoíris para festejar el trascendental fallo de la Corte Suprema que condujo a la legalización a nivel nacional del matrimonio entre personas del mismo sexo. En todo el país, gays y lesbianas se abrazaron y festejaron y en algunos casos se apresuraron a formalizar su unión.
"íEl amor gana!", era la frase del momento. Desde ese fallo el 26 de junio pasado, el matrimonio entre homosexuales ha sido aceptado ampliamente como ley válida en casi todo Estados Unidos, con algunos pequeños bastiones de resistencia. Sin embargo, no ha sido un año para que los activistas por los derechos de la comunidad LGBT se limiten a disfrutar su triunfo, como recordó drásticamente el ataque del 12 de junio a un club nocturno para homosexuales en Orlando, Florida, que dejó a 49 clientes y empleados muertos.
"Aún vivimos con esta violencia azarosa que puede golpear en cualquier momento", dijo Ken Darling, propietario de un bar gay en Minneapolis. "Tuvimos la Casa Blanca iluminada con colores, la Corte Suprema finalmente reconoce nuestro derecho a casarnos y al mismo tiempo pueden ocurrir este tipo de cosas".
Tras el ataque, algunos líderes conservadores han expresado un nuevo grado de empatía hacia los estadounidenses gay, bisexuales, transgénero y lesbianas, lo que hace preguntarse si esta masacre podría modificar la ecuación política sobre los derechos de las personas LGBT de la misma forma en que el atentado con bomba a una iglesia en Birmingham, Alabama, en 1963 y otros actos de violencia contra los negros ayudaron a modificar el rumbo del movimiento por los derechos civiles.
Sin embargo, hasta ahora los políticos republicanos no se han apresurado a respaldar un proyecto de ley de no discriminación e inclusión de las personas LGBT en el Congreso, ni a implementar versiones estatales de dicha legislación en muchos estados —incluida Florida— que carecen de ese tipo de protecciones.
Incluso antes del ataque de Orlando, los avances del movimiento LGBT eran desafiados por muchos conservadores sociales que se han opuesto a los matrimonios entre personas del mismo sexo. Han afirmado que la libertad religiosa se ve amenazada por diversos avances legales para las personas LGBT e intentan evitar que las personas transgénero tengan acceso a baños públicos y vestuarios con base en su identidad de género.
"No hay duda de que el impulso por la igualdad está de nuestro lado", dijo Chad Griffin, presidente de la Campaña por los Derechos Humanos. "Pero no hay duda de que nuestros oponentes trabajan más duro que nunca para hacer retroceder nuestros derechos donde puedan lograrlo".
Entre los grupos involucrados en varias demandas está el Alliance Defending Freedom (Alianza por la Defensa de la Libertad), con sede en Arizona. Hace algunos meses perdió un intento por revocar una multa de 13.000 dólares contra una pareja del norte del estado de Nueva York que, bajo el argumento de que sus creencias religiosas no lo permitían, no quería que dos lesbianas se casaran en sus instalaciones para bodas.
Kristen Waggoner, vicepresidenta de activismo legal en esa alianza, dijo que ese tipo de casos reflejan "estrategias de acoso" por parte de los partidarios de los derechos homosexuales.
"La decisión de la Corte Suprema ha incrementado agudamente la polarización de nuestra cultura", afirmó. "Ya no es sólo sobre el matrimonio. Se trata de silenciar a la disidencia y básicamente desembarazar a nuestra cultura y mercado de las personas que no están de acuerdo".
fuente:listindiario.com
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