domingo, 11 de septiembre de 2016

El vietnamita que acoge madres y bebés en su casa para evitar abortos

Vietnam. El vietnamita Tong Phuoc Phuc lleva 15 años acogiendo en su casa a bebés cuyas madres no pueden ocuparse de ellos y enterrando a miles de fetos abortados en dos cementerios que ha creado en la ciudad de Nha Trang, en el sur del país.
Phuc, de 53 años, se sienta en una silla en la sala de estar de su casa, rodeado de una quincena de niños que corretean alborotados y solo se calman cuando su padre adoptivo enciende el televisor y aparecen los dibujos animados. Tienen entre 3 y 12 años y aunque no los concibió, los considera hijos suyos, ya que viven con él desde que nacieron. “Llegué a tener 50 en casa, pero el Gobierno me dijo que eran demasiados y tuve que enviarlos a un orfanato gestionado por la Iglesia Católica y ahora tengo 18”, explica a Efe.
“El Gobierno también me obligó a convertir la casa en un orfanato para poder registrar a los niños y escolarizarlos. Ahora tenemos cuatro mujeres trabajando con nosotros”, añade. Todos los niños le llaman padre en vietnamita y comparten todos, según su sexo, un nombre común: Vinh (honor) para los chicos y Tam (corazón) para las chicas. “El segundo y el tercer nombre (los nombres vietnamitas siempre son compuestos) son el de sus madres y mi apellido”, apunta. Aunque recibe ayuda de su esposa y de sus cuatro empleadas, Phuc está muy pendiente de la educación de los pequeños y en especial de sus resultados escolares. “Todos los años organizamos un viaje juntos a algún lugar de Vietnam, pero les digo que para venir tienen que sacar buenas notas”, dice mientras muestra un taco con todos los expedientes académicos.
Este devoto de la religión católica comenzó a acoger niños, mujeres encinta y madres de recién nacidos en 2001, poco después del alumbramiento del primero de sus dos hijos biológicos. “Cuando estaba en el hospital por el parto de mi esposa, una mujer abortó y me di cuenta de que era un gran problema en Vietnam. Pensé que tenía que hacer algo para evitarlo”, indica. Aunque muchos de sus vecinos le tacharon de loco por asumir una carga que no le correspondía, empezó a contactar con madres que querían abortar para convencerlas de lo contrario. Además de buenas palabras y consejos éticos, Phuc les ofreció su casa y cuidar él mismo a los niños mientras sus madres no pudieran hacerlo por la razón que fuera.
fuente:diariolibre.com.do

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