sábado, 10 de septiembre de 2016

En China, espías antidivorcio "alejan" a las amantes por 60.000 dólares

Cuando la señora Wang, de 37 años, descubrió alarmada que su esposo la engañaba desde hacía varios años, apeló a un escuadrón de agentes secretos, los llamados ‘alejadores de amantes’, el último recurso para salvar matrimonios en China. 
Antes que pedir el divorcio, que le habría hecho perder su estatus social y económico, contrató a una cuarentona aguerrida encargada de ganarse, con mucha discreción y algunas artimañas, la confianza de la intrusa y convencerla de que deje al marido promiscuo. En apenas dos meses, la larga relación adúltera voló en mil pedazos. 
La señora Wang, que se describe como una “simple empleada”, afirma haber pagado “entre 400.000 y 500.000 yuanes” (60.000-75.000 dólares) por esta prestación, equivalente a por lo menos 70 veces el salario medio en la provincia de Guangdong (sur), donde reside. 
“Creo que valió la pena. Estoy satisfecha”, asegura a AFP. Tanto, que ahora contempla la posibilidad de convertirse ella también en alejadora de amantes. “Así podré ayudar a otras mujeres a proteger a sus familias y sus derechos”, dice. 
En un país donde el divorcio y el adulterio se han disparado, el mercado está en expansión. La empresa utilizada por la señora Wang, Weiqing ('Protección de los sentimientos’ en español), posee 59 filiales en todo el país que ofrecen también conferencias y asesoría jurídica gratuita.
Su fundador, Shu Xin, de 48 años, dice contar con 300 agentes. “Mi objetivo es impedir los divorcios”, asegura Shu a AFP en el elegante edificio que alberga sus oficinas en Pekín. “Cada año salvamos así 5.000 matrimonios”, afirma orgulloso. 
Diplomados en Psicología, Sociología o Derecho, estos 'Sherlock Holmes’ del corazón deben tener tres años de experiencia en asesoría antes de ser enviados “al terreno”, donde se hacen pasar por vecinos, porteros o niñeras.
50% de las parejas infieles 
Una de ellas, Ming Li, de 47 años, lleva tres años trabajando para la empresa. “En general soy mayor que el objetivo, por lo tanto me escucha”, explica a AFP.
“Cuando va a un parque, al supermercado o al trabajo, voy a su encuentro. E incluso si es hogareña, puedo pretextar una fuga de agua en mi apartamento y pedirle ayuda”. “Siempre encontramos una manera de entrar en contacto”, subraya.
fuente:listindiario.com

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