jueves, 1 de septiembre de 2016

Teresa de Calcuta, una santa para muchos convertida en santa por el Vaticano


NUEVA DELHI.-  Inés Gonxha Bojaxhiu, conocida universalmente como Teresa de Calcuta, encarnó la imagen de la devoción y el compromiso con los más desfavorecidos convirtiéndola para muchos en una santa en vida, una condición que el Vaticano reconocerá el próximo domingo en un periodo récord.
La madre Teresa, nombre que adquirió durante su noviciado en Irlanda por Teresa de Lisieux, nació en 1910 en el seno de una familia católica en Skopje, hoy capital de la República de Macedonia y entonces bastión disputado por los albaneses en los estertores del Imperio Otomano.
A los ocho años perdió a su padre y a los 18 puso rumbo a Irlanda para entrar a las Hermanas de Loreto, que la llevaron a su comunidad en Calcuta para comenzar un trabajo misionero que ya nunca más dejaría.
Con ellas estuvo hasta que en 1946, en un viaje de Calcuta a Darjeeling en tren, sintió “una llamada” en la que Cristo le dijo: “Ven, sé mi luz” y se decidió a fundar las Misioneras de la Caridad, la congregación que se distingue universalmente por los saris blancos con ribete azul y que hoy cuenta con 745 centros en 140 países, más de 5.000 misioneras y una legión de voluntarios.
En 1948 obtuvo de Roma la autorización para dedicarse al apostolado y dos años después se nacionalizó india.
El reconocimiento de la congregación llegaría en 1965 por parte de Pablo VI.
“De sangre soy albanesa, de nacionalidad india, por fe una monja católica, por mi devoción pertenezco al mundo, por corazón pertenezco completamente al corazón de Jesús”, decía.
En 1971 fue galardona con el Premio Internacional de la Paz Juan XXIII y el Premio Nacional Kennedy en EEUU. Ese año la primera ministra india Indira Gandhi le otorgó el título “Padanshi” (Loto Hermoso).
En 1972 recibió del gobierno indio el premio Pendit Nehru a la comprensión internacional y en 1975 fue designada por la Santa Sede representante en México ante la Conferencia Mundial de Naciones Unidas con motivo del Año Internacional de la Mujer.
Visitó por primera vez España en 1976 y en 1979 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su labor caritativa entre los indigentes del mundo.
Recibió las más altas distinciones por su entrega a los pobres e incluso participó como auditora religiosa en el sínodo convocado en 1980 por el papa Juan Pablo II, a quien la religiosa convenció para que en 1987 se abriera un albergue para indigentes dentro del Vaticano.
fuente:noticiassin.com

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