WASHINGTON/KABUL. Tras 15 años de la invasión estadounidense de Afganistán, la guerra en el país centroasiático se resiste a una fecha de cierre y los talibanes, que perdieron el poder en noviembre de 2001, están en un nuevo cenit de poder.
Aseguran los asistentes a las reuniones del Gobierno estadounidense los días posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11S) contra el país norteamericano, que la invasión de Afganistán se diseñó en unas pocas horas, impelida por la urgencia de responder a los casi 3.000 muertos de aquel día.
En octubre de 2001, Estados Unidos inició en Afganistán una campaña relámpago que derrocó al Gobierno de los talibanes en algo más de un mes y dio inicio a una guerra contra el terrorismo extremista que pasó de George W. Bush a Barack Obama y persistirá en la agenda del mandatario que salga de las elecciones de noviembre.
Los talibanes se resisten a pasar al ostracismo y se encuentran hoy en un nuevo máximo de poder en un vasto país, que sigue siendo un escondite ideal para grupos islamistas radicales y tumba de soldados estadounidenses.
Estados Unidos nunca tuvo la intención de invadir el Afganistán talibán, pero el 11S puso a este olvidado país, convertido en el refugio montañoso de Al Qaeda y Osama bin Laden, en el centro de la estrategia del Pentágono.
Hoy los talibanes controlan, según el Pentágono, un territorio donde vive el 10 % de la población, siguen manteniendo su capacidad de ataque a lo largo de la vital Autopista 1 y avanzan de manera pertinaz sobre la ciudad de Kunduz y zonas del noreste.
Los talibanes, que siguen negándose a hablar de un acuerdo de paz con el Gobierno de Kabul, aseguran que controlan el 35 % del país y siguen registrando avances en centro urbanos, que según fuentes consultadas por Efe, quieren utilizar para trasladar oficinas y líderes que ahora operan en la clandestinidad desde Pakistán.
fuente:diariolibre.com.do
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