jueves, 12 de octubre de 2017

Mendigos abundan en las calles y avenidas

Pululan por todas partes, como en rondas improvisadas entre espacios de vehículos, en un flujo constante a través de flancos de calles, avenidas y aceras de la capital.
Se lanzan como tropel hambriento sobre unidades atascadas por los taponamientos o a espera de un cambio de luces de semáforos, extendiendo sus manos sudorosas con hábiles movimientos, golpeando cristales de las unidades, mientras piden dinero o comida, lo que sea, ante conductores y viajeros.  
Aun con sus limitaciones motoras, se han adaptado de tal forma a sus necesidades que muchos dejan ver esa mutación en sus desplazamientos presurosos, con impulsos sobre el pavimento, coordinando el próximo paso ventajoso, y evadiendo por reflejos las amenazas de un golpe fatal del metal de autos que tantas veces han lastimado sus cuerpos.  
Son pedigüeños, gente sana y enfermos, con alguna limitación de sus facultades físicas o mentales. Algunos muy lánguidos y anémicos, pobres y harapientos, que han ocupado la vías públicas del país, en masa, provenientes de numerosos espacios poblados, barrios y campos, donde parece que no hay acogida para ellos ni oportunidades para proveerse de la subsistencia.
Pedigüeños al desnudo
Es la mendicidad desnuda bajo la gran farola solar que cae implacable sobre esas vías, única alternativa de muchos para no morir de hambre. Como no hay programas que les saque de las calles, evalúe su estado de salud, los alimente y prepare para encarar sus días por venir estarán bajo luz y sombra durante mucho tiempo.
fuente:listindiario.com

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