sábado, 2 de diciembre de 2017

El caso de la familia que convivió durante semanas junto al cadáver de su hijo muerto

Cuando el 5 de enero de 2016, la Policía española entró a la casa de la familia Hopkins en Gerona, los agentes se encontraron con una desagradable sorpresa.
Habían acudido allí a petición de la propietaria de la vivienda, harta de que los Hopkins no le pagaran el alquiler.
Los Mossos D´Esquadra, la policía de Cataluña, no imaginaban que encontrarían allí el cadáver medio momificado de un niño de 8 años.
Se trataba de Caleb, uno de los tres hijos de la pareja formada por los ciudadanos estadounidenses Bruce y Schrell Hopkins.
El hedor que se adueñaba de todas las estancias hacía sospechar que el menor había muerto hacía días.
Lo más desconcertante fue la respuesta de los padres, que a las preguntas de los agentes contestaron que el niño no estaba muerto, sino dormido.
La autopsia estableció posteriormente que llevaba muerto al menos un mes cuando la Policía lo encontró.
fuente:eldiariony.com

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