Durante la mayor parte de su vida, las personas alrededor de Sherry Johnson la presionaron para que no hablara.
Dijo que cuando fue violada por primera vez a los 8 años por el obispo de su iglesia, la madre de Johnson la acusó de mentir. Cuando su padrastro y un diácono también comenzaron a violarla, ella permaneció en silencio por miedo.
Cuando el diácono la embarazó a los 10 años, la sacaron de la escuela, la obligaron a casarse con su violador para así evitar cargos penales y tuvo cinco hijos más con él antes de poder obtener el divorcio.
Durante décadas, Johnson, ahora de 58 años, no pudo hablar sobre su pasado, y estuvo en otras dos relaciones abusivas. Pero en el 2012, impulsada por el deseo de asegurarse de que lo que a ella le sucedió no le ocurriera a ningún otro niño, comenzó a presionar a los legisladores de Florida para que cerraran la brecha que permitió que su matrimonio fuera reconocido por la ley.
fuente:elnuevoherald.com
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