Terry Lee Morris no siguió las reglas de decoro del tribunal en el que era procesado en Fort Worth, Texas. Así que el juez que presidía la sala ordenó al policía que le custodiaba que activara el cinturón eléctrico que llevaba puesto, para que entrara en razón y se comportara como era debido. Recibió hasta tres descargas en el momento. Ahora el juicio tendrá que repetirse porque el magistrado violó los derechos constitucionales del reo.
Morris está acusado de solicitar sexo a una menor. Fue sentenciado a 60 años de prisión en 2014. Estos cinturones paralizantes emiten descargas de hasta 70.000 voltios. Son extremadamente dolorosos y se usan cuando el preso intenta escapar o se vuelve violento. El juez que ordenó que se propinara el castigo es George Gallagher. Lo hizo tras el acusado negarse a declararse culpable o inocente.
fuente:elpais.com
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