domingo, 29 de mayo de 2016

En qué momento de la historia empezamos a enfermarnos

Éxodo, el segundo libro de la Biblia, deja muy claro que cuando Dios quiere castigar a la humanidad, lo hace con plagas y enfermedades.
Durante milenios las epidemias fueron entendidas exactamente así: como actos de retribución divina, una fuerza de la naturaleza que podía devastar imperios y aniquilar a grupos enteros de población.
Desde la peste bubónica hasta el sarampión, del cólera a la viruela, las epidemias han transformado nuestro mundo, dejando destrucción y enorme agitación social a su paso.
¿Cuál es, sin embargo, el origen de la enfermedad? ¿Cuándo empezó la humanidad a sufrirla?
“La humanidad empieza a enfermarse casi desde el principio, pues en las sociedades cazadoras recolectoras la gente tenía muchos parásitos”, le dice a la BBC Anne Hardy, profesora de Historia de la medicina en el Wellcome Trust Centrede la Universidad de Londres.
“Pero, la enfermedad como hoy la entendemos sólo apareció cuando las sociedades se asentaron”.

Cómo las entendemos

Hardy aclara que cuando habla de “las enfermedades como las entendemos hoy”, no quiere decir que los cazadores recolectores no se enfermaran, sino que los grupos eran tan pequeños y nómadas que las enfermedades no propagaban de la misma manera.
De hecho, todavía hoy hay enfermedades infecciosas cuyas características les permiten persistir en poblaciones pequeñas, como la malaria, pues la inmunidad que desarrollamos es incompleta y no es de por vida, o la enfermedad de Chagas, pues tiene un curso lento o crónico, lo que permite que un individuo pueda continuar infectando a otros durante años.
“Es necesaria una masa crítica de población antes de que las enfermedades se puedan propagar”.
Fue cuando empezamos a labrar la tierra, a establecer aldeas y pueblos y, particularmente, cuando nos empezamos a organizar en ciudades y estados que la enfermedad emergió y empezó a afectar sociedades, explica la experta.
De hecho, según numerosos estudios, entre las enfermedades infecciosas de las poblaciones humanas productoras de alimentos modernas hay unas que sólo pudieron haber surgido en algún momento de los últimos miles de años.

Por qué

Imagínate una enfermedad grave, que se trasmite eficientemente y o mata rápido a sus víctimas o las que sobreviven, desarrollan inmunidad a la infección.
Si la población es pequeña y esparcida, pronto se agotará la reserva de víctimas potenciales susceptibles locales y desaparecerá.
“Una enfermedad como el sarampión -apunta Hardy- pudo haber aparecido antes en grupos pequeños y desaparecido”.
Pero en una población grande y densa, puede persistir propagándose a otras áreas y retornando a la original cuando hayan nacido nuevas víctimas potenciales sin inmunidad, como explican Nathan D. Wolfe, Claire Panosian Dunavan y Jared Diamond, expertos de la Universidad de California en su artículo para el Centro Nacional para la Información Biotecnológica de EE.UU.
fuente:eldia.com.do

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