martes, 3 de mayo de 2016

Sociedad de Diarios sigue lucha contra varias leyes penalizantes

Navegando contra la corriente, los periodistas de América Latina continúan la lucha para que se entienda que su profesión implica detectar información de interés para la gente y hacer una noticia, pero también investigar lo que está pasando a su alrededor, analizar los datos obtenidos, cuestionar acciones que entiende afectan a las mayorías, denunciar casos y plantear soluciones.
Hoy, Día de la Libertad de Prensa, se rinde honor a los comunicadores que han caído tratando de explicarle esto al mundo, y se le da un soplo de aliento a los que cada día arriesgan sus vidas en países donde los gobernantes, narcotraficantes y delincuentes no quieren que los “observen”.
Miles de voces del reporterismo claman porque se sepa que este oficio puede tener un perfil informativo e igualmente interpretativo y que existe una licencia para explorar “lo que huele mal” y decirlo con pruebas o con consideraciones personales, que es lo que en este caso se llama opinión. Eso es legítimo.
Es así como muchos periodistas llegan a especializarse en el aspecto político, social, económico, cultural, científico, ambiental, deportivo o de guerra, entre otros temas, sin que esto implique o se malinterprete como una preferencia por “destruir la imagen” de determinadas personas o sistemas de gobierno.
Los distintos medios de comunicación, como periódicos, televisión, radio o Internet hacen que las informaciones lleguen a las mayorías y que, inclusive, motive la extensión de los mensajes en las redes sociales, por lo que censurar, condenar y cerrar una empresa periodística, como ocurre en algunos países de la región, es algo ilegal.
Ante la fuerte influencia que el periodismo ejerce en la sociedad, en su intento por garantizar el sano desarrollo y evolución de la humanidad, se le considera como el cuarto poder y se convierte, en las mentes de quienes así lo creen, en una amenaza contra la “imagen” de quienes se sientan amenazados y, por ende, en una vulnerabilidad para la prensa.
Para contrarrestar esta situación, el 11 de marzo de 1994 fue emitida la Declaración de Chapultepec, que en su artículo 4 establece: “El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material de los medios de comunicación, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores, coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad”.
((Defensa de estos derechos
En la más reciente reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), celebrada en Punta Cana, se presentó un informe que precisa que desde octubre de 2015 a abril del 2016 (6 meses) han resultado asesinados 12 periodistas, de los cuales cuatro eran de Brasil, cuatro de México, y uno en Colombia, igual que en El Salvador, Guatemala y Venezuela.
Se resolutó condenar los asesinatos de los periodistas Jo„o Valdecir de Borba, Orisl‚ndio Timoteo Araújo, Ítalo Eduardo Diniz Barros e Israel GonÁalves Silva, de Brasil; Moisés Dagdug Lutzow, Anabel Flores Salazar, Reinel Martínez Cerqueda y Marcos Hernández Bautista, de México; Dorance Herrera de Colombia, Nicolás Humberto García de El Salvador, Mario Roberto Salazar Barahona, de Guatemala, y Ricardo Durán, de Venezuela.
Se exhortó a los gobiernos y autoridades correspondientes de Brasil, México, Colombia, El Salvador, Guatemala y Venezuela a que apliquen con rigurosidad la justicia para esclarecer los móviles de los asesinatos, dar con los culpables y sancionar a los responsables materiales e intelectuales.
La SIP afirmó que las agresiones contra los periodistas en todas sus manifestaciones constituyen una amenaza a la libertad de expresión y pidió a sus miembros fomentar la cultura de la denuncia contra la violencia y la impunidad de los crímenes contra periodistas.
((La realidad
Estas acciones son las que humanamente pueden hacer un organismo alrededor de 300 medios de comunicación y periodistas asociados ante el desconocimiento de derechos de la libertad de prensa en la región latinoamericana, donde persisten los crímenes descabellados para acallar las voces informativas, impunidad, amenazas, represiones, restricciones, fomento de leyes que atentan contra esta profesión y los procesos democráticos en sentido general.
FUENTE:LISTINDIARIO.COM

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