Robin tenía 13 años cuando descubrió que era adoptado. Después le dijeron que había sido abandonado, depositado en una caja en Oxford Street, en el centro de Londres.
Hoy de 74 años, Robin ha pasado la mayor parte de su vida preguntándose quién lo abandonó y por qué.
Pero gracias al ADN y al obstinado trabajo de detective de una de sus hijas, finalmente pudo responder esas preguntas.
Cuando Robin King descubrió que era adoptado se escapó de su casa. Había estado husmeando en la habitación de sus padres cuando se encontró con sus certificados de adopción en un bolso.
Huyó a la casa de un amigo y ambos emprendieron un viaje en bicicleta desde Southend, en el sureste de Inglaterra, a Londres, donde durmieron en una tienda de campaña hasta que los recogió la policía pocos días más tarde.
“La mamá de mi amigo tuvo que pagar el viaje de regreso en tren”, recuerda Robin.
En su casa, nadie volvió a mencionar el tema de su adopción.
“Tenía miedo de plantearlo, ya que no quería una confrontación. Pienso que esto me afectó profundamente”, dice.
Trevor Hill, de 92 años, era un ingeniero de programa en esa época.
Cuando se le preguntó si recordaba a un bebé abandonado allí durante la guerra, sorprendentemente dijo que sí: un bebé envuelto en una manta, en una caja, cerca de la entrada principal.
“Trabajé en 200 Oxford Street y recuerdo al bebé en la caja“, dice.
“Cuando vi la caja, me preocupé un poco, porque no se nos permitía dejar paquetes ni nada por motivos seguridad”, recuerda.
fuente:eldiariony.com
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