domingo, 4 de febrero de 2018

En Manzanillo crearon su propio sistema de emergencias; 32 jóvenes paramédicos entre17 y 20 años bien capacitados

MONTECRISTI. A las 10:23 de la mañana el operador Carlos Soriano recibe el reporte de una colisión. De inmediato se agitan los movimientos de los jóvenes que aguardan en el patio del cuerpo de bomberos. Al minuto, varios salen hacia la zona señalada en el reporte que recibieron todos en sus teléfonos móviles.
A las 10:27 a.m., el joven accidentado mientras conducía su motocicleta descansa sobre una camilla, con un cuello ortopédico, el brazo derecho entablillado y rodeado de los paramédicos en un área acordonada con cinta de seguridad. Los socorristas lo suben a una ambulancia y lo trasladan al hospital en sólo dos minutos. Ahí termina el simulacro.
Aunque parece una escena típica del Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1, todo ocurre en el lejano y fronterizo municipio Pepillo Salcedo (Manzanillo), provincia Montecristi, donde el servicio que opera en Santo Domingo y Santiago no se acerca ni de manera remota.
En 2014, cuando el presidente Danilo Medina anunció la puesta en operación del 9-1-1 en Santo Domingo, a un costo de RD$3,374.2 millones, según se informó despu
és, ya la comunidad fronteriza se organizaba para tener su propio sistema de auxilios.
Le llaman “Beacon”, opera desde el Cuerpo de Bomberos y cuenta con una red de 32 voluntarios, en su mayoría jóvenes entre 17 y 20 años.
La idea de este servicio, que ya se replica en Puerto Plata y en Mwanza, Tanzania, surgió durante el terremoto de Haití de enero de 2010. El director ejecutivo de la ong Trek Medics International, Jason Friesen, participaba en las labores de rescate y debió recorrer unos siete hospitales con un bebé al que daba respiración asistida.
fuente:diariolibre.com.do

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