Su forma de vestir, el pelo sin alisar y la bendición que ofrece a cada pasajero que se monta y se desmonta, la identifican como evangélica y le han hecho ganar el calificativo de “La Sierva del 12”.
En septiembre cumple 43 años y desde los nueve trabajó vendiendo maní salado en su natal San Juan, ya que su madre era discapacitada. Cuando murió su progenitora, en 1991, ella decidió salir de su pueblo para vivir en Los Minas. Allí trabajaba haciendo limpieza en casas de familia y vivía con una señora que la asumió como hija. Vivió con ella hasta que se casó, sin embargo, su matrimonio fue corto, ya que su esposo fue diagnosticado con cáncer de hígado y murió con apenas 39 años.
“Hubo un día en la madrugada que me puse a orar y le dije: Señor no se qué hacer”, cuenta Albania recordando los momentos difíciles que tuvo que enfrentar luego de la muerte de su marido. Refiere que en un momento le preguntó a su Dios “bueno Señor, ¿será que tendré que salir a “piratear” para buscarle la comida a mis hijos?, porque no voy a hacer lo mal hecho”.
Relata que cuando se arrodillaba a orar y le pedía al Señor que le dijera qué hacer, ella se veía montando y dejando pasajeros y eso la convenció de que el mensaje de Dios era que estaba bien que saliera a la calle a ganarse la vida en el transporte público.
fuente:listindiario.com
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