La iglesia católica hizo un sentido llamado a las autoridades mexicanas para detener la violencia y esclarecer la muerte de un sacerdote cuyo cadáver fue hallado en Navidad en el convuslo estado de Guerrero (sur), informó ayer la Conferencia del Episcopado Mexicano.
"¡Basta ya! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desaparecidos", dijo la Conferencia en un comunicado, en el que además exigió "el esclarecimiento de éste y de los demás crímenes que ha provocado dolor en tantos hogares" del país.
El cuerpo del sacerdote Gregorio López Gorostieta fue encontrado en un paraje del pequeño municipio de Tlapehuala (9.000 habitantes) con un balazo en la cabeza, tres días después de haber sido plagiado por un comando cuando estaba en un seminario en la localidad de Pungarabato.
El secuestro del prelado provocó que el martes unas 300 personas, entre ellas decenas de sacerdotes, marcharan en calles céntricas de Pungarabato (36.000 habitantes) hasta la catedral local para implorar a los raptores que lo dejaran con vida.
La Conferencia del Episcopado Mexicano pidió ayer por la conversión de los integrantes del crimen organizado que "provocan sufrimiento y muerte".
En la comunidad cercana de Ocotitlán, el sacerdote ugandés John Ssenyondo fue secuestrado en abril y sus restos fueron hallados en noviembre en una fosa clandestina junto con otros 12 cadáveres.
Los homicidios de los dos religiosos ocurrieron en el estado de Guerrero, donde el 26 de septiembre 43 estudiantes desaparecieron tras ser baleados por sicarios y policías corruptos. La fiscalía cree que fueron masacrados por el cartel Guerreros Unidos, aunque sólo ha identificado los restos de uno de ellos.
El nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, llegó el martes pasado hasta la escuela de maestros rurales de Ayotzinapa, incrustada en peligrosa sierra de Guerrero y donde estudiaban los jóvenes, para celebrar una misa y llevar un mensaje de esperanza del papa Francisco.
Los sacerdotes se han convertido en un blanco del crimen organizado generado por el narcotráfico.
Tan solo en los dos años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, ocho sacerdotes han sido asesinados y dos se encuentran desaparecidos, según el informe "El riesgo de ser sacerdote en México", publicado a principios de diciembre por el Centro Católico Multimedial.
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fuente:listindiario.com
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