martes, 20 de septiembre de 2016

“No debemos ser paternalistas, sino crear desarrollo”

SANTO DOMINGO. En estos momentos, el padre Juan Linares quizás desempaca sus maletas en un continente distinto al que pertenece esta tierra que lo acogió por más de 40 años y donde, surcando entre las miserias de los desamparados, logró sembrar en los rostros de miles de niños dominicanos semillas de esperanza, incubadas dentro de la obra pastoral Canillitas con Don Bosco.
Ayer, el sacerdote, galardonado en 2011 como Hombre del Año, premio que otorga Diario Libre, salió a Europa a emprender otra misión que lo alejará por unos tres años del país. Mientras empacaba sus maletas, habló con DL de su experiencia con los dominicanos, entre los que se sentía uno más.
—¿Qué le impulsó a dedicarse al trabajo con los niños?
Yo veía que en el mundo había tantas necesidades, que tantos niños pasaban hambre y no tenían la oportunidad de ser felices. Eso me movió a lo que nosotros llamamos ser misioneros. Vine a República Dominicana en el 68, antes de ser sacerdote, y fui maestro en el Colegio Don Bosco. Ahí tuve una experiencia muy hermosa con la juventud dominicana que me cautivó. Con el magisterio vi cómo se podía formar a los jóvenes en valores, sobre todo en esa época que había tantas ideas revolucionarias y deseos de cambios.
Regresé a España. Estudié teología, catequéticas y psicología. Luego vuelvo en el año 76 a Santo Domingo, ya como sacerdote y comencé la misión que he mantenido durante estos 40 años trabajando con la juventud, los niños marginados y en situación de alto riesgo.
—A su llegada al país ¿qué encontró?
Pues muchas emociones. Unas positivas, gente muy acogedora, simpática, muy sencilla, que te ofrecía todo lo que tenía. Luego, negativamente también había limitaciones. Por ejemplo, los apagones. También me extrañó cómo la gente tenía que vivir al punto. No tenía nada, pues debía pagarlo en el colmado o la farmacia. También encontraba a muchos niños que estaban condenados a no ser nadie y eso provocó en mí el decir que ‘tenemos que hacer algo’. Muchos niños eran desertores escolares, estaban en las calles y entonces, ahí decidimos qué cosas hacer: salas de tareas, talleres de manualidades. Pensamos en grande y ahí confeccionamos a Muchachos y Muchachas con Don Bosco.
FUENTE:diariolibre.com.do

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