viernes, 30 de junio de 2017

SERIE ESPECIAL:Ir más allá del “no a las drogas”; las cadenas de una esclavitud

El simple ejercicio de preguntarles a cinco personas elegidas al azar si en sus familias tienen algún familiar consumidor de drogas arrojó respuestas afirmativas en todos los casos: Dos tienen hermanos, una un hermanastro, otro un primo y uno un sobrino. Una de esas personas reveló que su hermano, ya en la adicción, le ofreció drogas para también incitarlo a consumir cuando apenas tenía 14 años, lo que logró.
Hoy su hermano sigue en el consumo, pero él pudo zafarse porque se lo confesó a sus padres, quienes rápidamente lo alejaron de ese ambiente tóxico que estuvo a punto de encadenarlo al consumo. Es un termómetro que permite medir qué tan expuestas están la mayoría de las familias dominicanas, de manera directa o indirecta, al drama de tener por lo menos un pariente inmerso en la adicción a sustancias alucinógenas.
Personas que trabajan en la recuperación de adictos plantean que esa realidad amerita ir más allá del “no a las drogas”, una frase usada en las primeras campañas para combatir ese flagelo, centradas mayormente en la persecución del delito, desde la aprobación de la primera legislación antidrogas, la 168 del 12 de mayo de 1975.
Apoya despenalización
Juan Radhamés de la Rosa, director ejecutivo de Casa Abierta, creada en 1974 con un enfoque de prevención comunitaria, escolar y familiar, criticó que las políticas estatales antidrogas traten como delincuentes a los usuarios de estupefacientes, cuando la mayoría de las naciones han desterrado estas políticas por injustas e inhumanas.
“No podemos tener una ley que penalice a todo el mundo”, dijo en referencia a la obsoleta Ley 50-88 sobre Drogas y Sustancias Controladas en República Dominicana, la cual expresa en uno de sus considerandos que República Dominicana es utilizada como un puente internacional, cuando hace tiempo que una considerable cantidad de droga se queda también para consumo en el país.
De la Rosa calificó como una aberración que la mayoría de las personas procesadas por violación a esa ley sea por simple posesión, en lugar de verlas como enfermas que necesitan tratamiento para superar la adicción.
fuente:listindiario.com

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