
Andre Spicer dijo que su niña echó a llorar cuando funcionarios del concejo local la multaron por vender limonada cerca de su casa en la capital de Inglaterra a la gente que iba al festival de música Lovebox.
Los cuatro funcionarios se acercaron a la niña y comenzaron a hablarle en términos legales, diciéndole que su puesto de limonada violaba los derechos de los negocios locales.
Spicer contó que su hija comenzó a llorar a la mitad de la interacción con los agentes y le dijo: “Hice algo malo, papá. Hice algo malo”.
“Creo que en un comienzo estaba el shock y triste”, señaló Spicer. “Luego le sugerí que lo intentáramos de nuevo, pero ahora con un permiso. Y ella contestó: ‘Oh, me da un poco de miedo”.
fuente:elnuevodia.com
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