
Luis pasa por algo similar. A sus 21 años es un joven alegre y extrovertido. Sin embargo, últimamente algo ha cambiado en él. A lo largo del día se encierra en su cuarto y se queda en cama durante horas.
Luis no es el nombre real de Luis. Tampoco Marta se llama Marta. Ambos nombres son ficticios pero sus testimonios son muy reales. Las suyas son historias que se repiten en la vida de miles de jóvenes dominicanos. Las historias de aquellos que padecen, muchas veces sin saberlo, del invisible trastorno de la depresión.
Como explica el psicólogo Eduardo Houellemont Curiel, los síntomas de la depresión pueden variar de la tristeza, manifestándose en ocasiones en el aislamiento del individuo y en un descenso drástico de la actividad
En el caso de Luis, su condición no se trataba del habitual estado de depresión de estar abatido. Se encontraba, más bien, en un estado vegetativo en el que el simple hecho de levantarse de la cama o salir de su habitación le eran tareas abrumadoras.
“Por la mañana me levantaba y me sentía más cansado que cuando me había acostado. Me despertaba y era como si no pudiera moverme”.
Ante esto decidió lidiar con el problema asumiendo una nueva actitud. Pero su plan no tuvo efecto. Aunque en la superficie volvía a ser el mismo de antes, alegre y activo, todo en realidad era un “teatro”. Fue entonces cuando se dio cuenta de que necesitaba ayuda.
Los siguientes meses en la vida de Marta fueron una montaña rusa de altas y bajas. Ahora graduada buscaba empleo en su área, y aunque sabía que cada vez estaba más cerca del éxito no lo sentía como una victoria, pues a cada paso la embargaba la tristeza.
FUENTE:listindiario.com
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