lunes, 9 de junio de 2014

¡Miembra no... es miembro! Aunque se refiera a mujer

Distender las reglas del idioma es peligroso, aunque resulte a veces divertido... Para quienes escribimos todos los días y tratamos de hacer aportes al debate público, las libertades gramaticales no se recomiendan si no existe absoluto control del rejuego de las palabras.
Suele crearse confusión cuando se relaja la aplicación de términos que no por comunes se avienen a las reglas de la gramática, y entonces surgen dos posibilidades: o es el autor un ignorante o supone ignorante al lector.
En ningún caso el resultado es favorable... Menos aún cuando la distensión gramatical tiende a confundir a una parte de los lectores sin base académica o solidez cultural que le permita discriminar entre el error y el relajamiento del idioma.
Es por ello que el rigor gramatical debe imponerse siempre si se toma en cuenta que a través de este ejercicio se busca enseñar algo o, por lo menos, dejar algunas ideas claras a pesar de lo subjetiva que resultará siempre la exposición pura y simple de nuestros criterios personales.
Eso sí, el aburrimiento de ese rigor académico será común al que escribe como al que lee, sin importar el género, si es escribidor o escribidora, lector o lectora, miembro o “miembra” de la Real Academia Española...
Bruno Rosario Candelier
El doctor Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, me escribió ayer para hacerme la adecuada corrección a la utilización del término “miembra” que usé en una columna reciente para referirme a Minou Tavárez Mirabal.
Agradezco los elogios inmerecidos, pero más que eso su gentileza y enseñanza: “Suelo leer con particular deleite y con la debida atención su preciada columna “Fuera de Cámara”, que publica usted cada día en el Listín Diario, y admiro su capacidad analítica y sus acertados juicios en torno a hechos y personajes políticos, temática que, por su peculiar condición, supone no solo una pertinente información sino un buen criterio para valorar el ejercicio de una actividad como la política, ingrata, arriesgada y exigente.
“Es admirable el uso adecuado y correcto que usted suele hacer de la lengua española en sus habituales escritos.
“Esta misiva, sin embargo, la mueve una palabra incorrecta que usted escribió en la edición de esta fecha (6 de junio de 2014) en la que usa miembra en femenino (una miembra, dice usted), inadmisible por lo peculiar de ese vocablo.
No tiene marca genérica
“La palabra ‘miembro’ alude al individuo integrante de una entidad, organización o instancia y, en tal virtud, carece de marca genérica por lo cual se aplica a cualquier sujeto, hombre o mujer, sin cambiar su terminación o desinencia, ya que no admite marca de género gramatical.
“Ese vocablo ilustra una de las aberraciones gramaticales que las feministas radicales quieren imponerle a nuestra lengua, creyendo, como erradamente creen, que la inclusión del género femenino en cuantos términos les parezca, favorece su lucha por la defensa de la mujer, lucha que es válida y justa, pero el éxito de sus legítimas aspiraciones no depende de las atribuciones genéricas en el uso del lenguaje, sobre todo, si se trata de una forma desautorizada por la Real Academia Española.
“Aunque he leído en otros usuarios de la lengua ese mismo ejemplo, me permito formularle a usted esta observación, ya que usted es un escritor influyente en la opinión pública, y un yerro de su parte puede apreciarse como una forma correcta en atención a su categoría como analista político.
“... Y, además, lo hace desde el Listín Diario, el más influyente rotativo de la prensa nacional.
•Reciba, con mi distinción, mi saludo cordial.
Bruno Rosario Candelier”. 
fuente:listindiario.com

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