Una familia numerosa. Humilde, obrera, trabajadora. Encontró en la calma cotidiana un trágico escenario del que no tuvo vuelta atrás. Piedad Martínez del Águila solo tenía 12 años, pero es la protagonista de un hecho trágico e imborrable del pasado. Era la mayor de las mujeres pero la tercera en orden de un grupo de 8 hermanos. 51 años atrás, en Murcia, ciudad española que no llega -en la actualidad- a los 500 mil habitantes. Piedad, que no tuvo nada de compasión, terminó con la vida de cuatro de sus hermanos menores tras estar harta de cuidarlos cada vez que sus padres se iban a trabajar.
En 1966, el miedo se apoderó de las calles del barrio del Carmen. Una grave enfermedad contagiosa era el rumor que corría de boca en boca, de casa en casa, asegurando que había sido ese el motivo de muerte de tres pequeños que fueron falleciendo con cinco días de diferencia (semanas más tarde moriría el cuarto). El suceso marcó para siempre la sensibilidad de la ciudadanía, incrédula ante lo develado a posteriori: la hermana que debía cuidar a sus hermanos mientras Andrés (padre) y Antonia (madre) estaban en sus trabajos un día alcanzó el hartazgo y llevó a cabo un plan siniestro.
Cuatro muertes en menos de un mes
La presión de los vecinos llevó a que toda la familia se interne en el Hospital Provincial de Murcia, ya que inicialmente se pensó en alguna extra afección o intolerancia alimenticia. Nada de eso. Los sometieron a diferentes pruebas y todos los resultados eran favorables, por lo que fueron dados de alta para pasar las fiestas de fin de año en su hogar.
Fui yo quien mató a los cuatro. Los tres primeros por orden de mi madre.
–¿Y el último?
–Lo maté yo sola, por mi propio impulso.
fuente:infobae.
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