La familia es un sistema en movimiento. La forma en la que se mueve ha ido evolucionando con el paso del tiempo.
“Y en estos cambios hemos visto cómo ha crecido el número de mujeres que se ha sumado al mundo laboral buscando independencia económica y desarrollando sus dones, pero no con esto renunciando al rol primario: ser madre”, dice Ana Simó.
Comenta que esta búsqueda de liberación y superación ha permitido a las mujeres ser tomadas en cuenta y dejar de ser vistas como algo secundario. “Esto nos ha llevado a un crecimiento y evolución que nos ha permitido mejorar en muchos ámbitos, pero con esto ha crecido la sensación de culpa por el tiempo que hemos tenido que quitarles a nuestros hijos”, sostiene.
Las madres que deben salir cada día a trabajar están convencidas de que lo hacen por superación, y por una necesidad financiera, pero a pesar de tener claro estas razones, no dejan de tener esa sensación de que está descuidando a sus hijos y su formación.
“Ante esta realidad es importante que sepa que la crianza de los hijos no es solo responsabilidad de la madre. El padre tiene que asumir su compromiso, que no es solo de proveedor. Claro, no es fácil entenderlo en una sociedad donde aun el hombre no se involucra tanto en la crianza, pero sí es posible”, enfatiza Simó.
Refiere que muchos estudios avalan la importancia de que el padre se involucre en todo aunque ya no sean pareja.
fuente:listindiario.com
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