domingo, 16 de julio de 2017

JUAN PABLO ESCOBAR: Hijo de Pablo Escobar "Hay que declararle la paz a las drogas"

Nadie mejor que Juan Pablo, hijo de Pablo Escobar, el jefe del cartel de Medellín que en los años 80 y principios de los 90 tiñó de sangre a Colombia, sabe cómo es el mundo del narcotráfico por dentro y por fuera. Por ello está seguro de que la mejor forma de combatirlo es "declararle la paz a las drogas".
"El cuento norteamericano de declararle la guerra es un gran negocio que les trae muchos dólares a ellos, pero mucha sangre a los latinoamericanos", dice en una entrevista con Efe antes de presentar hoy en Guatemala "Pablo Escobar In fraganti, lo que mi padre nunca me contó".
En este segundo libro sobre la vida de su progenitor, Juan Pablo narra la capacidad que tuvo su padre para "llegar a los más altos niveles de corrupción internacional" y para ello recuerda una frase que éste le dijo cuando estaba recluido en la cárcel Catedral: "Terminamos trabajando para quienes nos perseguían".
Es así como el escritor resume las alianzas con el poder para dejar fluir las drogas. Los operativos, las capturas, no afectan al narcotráfico, que sigue "campante, tranquilo", sólo son "paños de agua tibia" para un problema que debería ser abordado desde la óptica de la salud, porque desde la perspectiva militar es "un disparate".
El negocio sigue. Las drogas llegan y al mismo precio, y esto es una evidencia de la gran corrupción: "El narco es una gran mancha en el planeta que se muda antes de que llegue la autoridad. Van de la mano" ahora y antes, como cuando su padre enviaba 800 kilos de cocaína a la semana en vuelos comerciales a Estados Unidos gracias al apoyo de la DEA y la CIA en "la ruta del tren".
Juan Sebastián Marroquín -su nombre legal- o Juan Pablo Escobar aún recuerda el poco tiempo que tuvo para escoger una identidad antes de marchar de su Colombia natal. No fue fácil encontrar un apellido que no estuviera relacionado con el narcotráfico. Años después no huye de ninguno. Le digan cual le digan, él mira.
Es crítico con los actos de su padre -"no hay justificación alguna"- más valora sus enseñanzas: "Nunca me dijo sigue mis pasos. Siempre me decía, estudia, aprovecha las oportunidades que yo no tuve para mí. Tú puedes elegir, yo no pude".
Y eligió el camino de la paz, del perdón, que no del olvido, porque la memoria tiene que prevalecer "por encima de todo para que esa historias no se vuelvan a repetir". Hoy, 24 años después de que su padre falleciera, no se arrepiente de tomar esa decisión porque sino "estaría muerto".
fuente:listindiario.com

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