
Los bloqueos de carreteras y marchas continuaban en ocho departamentos, incluida la capital, donde miles de personas se desplazaron a Masaya, 30 km al sur, que el sábado sufrió horas de “terror y zozobra” ante una feroz represión que dejó un muerto y 150 heridos, según la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH).
Los obispos demandaron el viernes a Ortega que previo al diálogo permita el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cesar la represión, retirar a grupos paramilitares y no obligar a empleados públicos a acudir a manifestaciones partidarias.
El exdiplomático y opositor Mauricio Díaz dijo con una carta “llena de ambigüedades donde no hay un compromiso de cumplir” con las demandas y por el contrario arreció la represión entre viernes y sábado.
El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, miembro de la comisión que prepara el diálogo, escribió en Twitter que el secretario de la CIDH, ha dicho que no han recibido la anuencia del gobierno para venir a Nicaragua.
El Centro Carter, que envió a un equipo al país centroamericano, llamó el sábado a Ortega, a través de Twitter, a detener la violencia y la represión y “demostrar buena voluntad de ir al diálogo”.
En este escenario el Ejército instó en la medianoche del sábado a “detener la violencia y otras acciones desestabilizadoras”, y se declaró a favor del diálogo con mediación de la iglesia católica.
La institución castrense, cuyo jefe supremo es Ortega, aseguró que “no reprimirá” las protestas de la población. No obstante, la posición de los militares despertó criticas en sectores opositores que esperan “un mensaje más claro” que ayude a evitar que se siga la destrucción en el país.
fuente:listindiario.com
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